Artículo sobre Azorín El mundo de las letras
JOSÉ MARTÍNEZ RUIZ
El siglo XIX termina con una
grave crisis: el final del imperio colonial español: España pierde Cuba, Puerto
Rico y Filipinas. Este acontecimiento provocó una ola de indignación y protesta
que se manifestó en literatura a través de los escritores de la Generación del
98, cuyos principales componentes fueron: Miguel de Unamuno, Pío Baroja,
Azorín, Antonio Machado y Valle- Inclán. Es Azorín quien propone esta
denominación en unos artículos de 1913; aunque la idea fue rechazada
inicialmente por algunos miembros de la generación como Baroja, el concepto se
impone finalmente. Todos ellos adoptaron una actitud crítica ante la situación
política y social del momento.
AZORIN
Azorín cuto verdadero nombre era
José Martínez Ruiz, ha sido uno de los mas grandes escritores españoles del
siglo XX. Nació en 1873 en Alicante y muere en 1967 en Madrid.
Tras una larga etapa en la
comunidad valenciana, se decide por irse a Madrid en 1896, donde colaboro en
revistas y periódicos, fue crítico y traductor. Sus primeros años de vida
literaria estuvieron marcados por el esfuerzo, la lucha contra la desatención y
en ocasiones, la hostilidad. Colaboro en periódicos republicanos, como El País
en El imparcial. Además, ABC, La Vanguardia y revistas como Juventud, Arte Joven, se dejaron
conquistar por el escritor.
A continuación les mostraremos un articulo realizado por Azorin. Este se publicó en agosto de 1904 y es un artículo cuyo nombre es "En el sardinero".
http://hemeroteca.lavanguardia.com/preview/1904/08/06/pagina-1/33375953/pdf.html
A continuación les mostraremos un articulo realizado por Azorin. Este se publicó en agosto de 1904 y es un artículo cuyo nombre es "En el sardinero".
http://hemeroteca.lavanguardia.com/preview/1904/08/06/pagina-1/33375953/pdf.html
Azorín |
Fue varias veces diputado entre
1907 y 1919 y brevemente subsecretario de Instrucción Pública. Durante algún
tiempo fue partidario de La Cierva, discurso político que se celebro en 1915, y
a quien defendió en la prensa y sobre quien compuso un folleto y un libro.
Sus ideas políticas y religiosas evolucionan
desde un anarquismo juvenil al conservadurismo de su madurez. Su filosofía se
centra cada vez más en una obsesión por el tiempo, por la fugacidad de la vida…
En su obra se observa una íntima tristeza, una melancolía que fluye mansamente
junto a un anhelo de apresar lo que permanece por debajo de lo que huye, o de
fijar en el recuerdo las cosas que pasaron. En definitiva, Azorín vive para
evocar, es un contemplativo.
Cultivó el ensayo y la novela, y
prácticamente borra las fronteras entre ambos géneros; aunque puso el subtítulo
de novela a unos quince libros, estos apenas se distinguen de sus ensayos. Las
principales cualidades de su estilo son la precisión y la claridad. De ahí el
empleo de la palabra justa y de la frase breve; en sus descripciones se observa
una técnica miniaturista, por la atención al detalle, y se anulan el movimiento
y el tiempo, la narración se fragmenta en instantáneas que configuran cuadros o
fotografías que dispersan la atención del lector.
AZORIN Y LA GENERACIÓN DEL 98
Azorín es una de las
principales figuras de la generación del 98, de su núcleo más estricto: junto
con Baroja y Maeztu fue uno de "Los Tres". En 1893 publicó ya un
folleto, La crítica literaria en España,
con el seudónimo de "Cándido"; en 1894, con el seudónimo
"Ahrimán", su primer libro, Buscapiés.
Se trata de escritos anteriores a su figura madura de escritor, que se inicia
en 1900 con El alma castellana y en
1901 con la tragicomedia La fuerza del
amor; dos obras en que se inicia en el arte de revivir los clásicos
españoles, una de las dimensiones esenciales de la obra de Azorín.
IDEARIO DE AZORÍN
El tema dominante de sus escritos es la eternidad y la
continuidad, simbolizadas en las costumbres ancestrales de los campesinos, la
preocupación por la identidad nacional, la contemplación emotiva del paisaje
del interior de la Península y la constante meditación sobre el cíclico fluir
del tiempo.
A pesar de ciertos antojos políticos, Azorín es ante
todo un temperamento contemplativo. Su capacidad es la sensibilidad, la
capacidad de percibir el valor emotivo y poético de las cosas. No es apasionado
y tormentoso como Unamuno, sino de espíritu fino y delicado. Ve los sutiles
matices de todo y sabe destacar el profundo sentido humano de las cosas
pequeñas. Su fuerte es el gusto por lo pequeño, lo cotidiano. Desprecia las
formas heroicas, por eso su gusto por Nietzsche.
Azorín tiene ojos de pintor y alma de intelectual. En
él predomina lo visual como buen hombre levantino. Sus descripciones y visiones
son exclusivamente plásticas. Su sensibilidad es la del hombre cultivado y
educado. Es una sensibilidad delicada con dos vertientes: la estética y la
moral. Es decir, su estética está dirigida por ciertas ideas. Elimina de las
cosas todas las notas excesivas y recompone la realidad de forma enumerativa,
catalogando los pormenores.
José Marínez Ruiz "Azorín" |
Sus ideas sobre España son las del 98. Primero ataca a
la tradición española. Pero luego se esforzó por comprender y valorar la tradición
nacional. Pronto abandona la idea de la europeización de España típica de los
regeneracionistas. En esto es como Unamuno, que postulaba una “iberización de
Europa”, pero exigirá, contra Unamuno “un lazo sutil que nos una a Europa”.
La moral de Azorín surge de su amable escepticismo al
estilo de Michel Eyquem de Montaigne (1533-1592), escritor francés
que introdujo por primera vez el ensayo como forma literaria: bondad,
comprensión, tolerancia, todo sin trasfondo metafísico ni religioso. Cree en el
progreso, cuestión que le posiciona en contra de Unamuno, pero no en el
progreso material, sino en el de las sensibilidades. El ideal humano es
cuestión de sensibilidad.
A veces recuerda Azorín a San Agustín en su
preocupación por inquirir qué es el tiempo. “A
saber lo que es el tiempo he dedicado grandes meditaciones”. En las Confesiones
de un pequeño filósofo (1904) nos cuenta sus recuerdos de la infancia,
lo que explica su obsesión por el tiempo.
En su obra el recuerdo de lo que desapareció ocupa un
lugar primordial. En esto recuerda a Unamuno, cuyo tema fue siempre también la
pérdida de la niñez, de un estado paradisíaco, donde no había preocupación por
el tiempo: eternidad contraria a la historia, inmortalidad contra muerte. “Del pasado dichoso solamente podemos
conservar el recuerdo, la fragancia del vaso”.
Todo pasa y acaba en la vida: los grandes hombres, las
grandes acciones, las grandes pasiones; en cambio, el tejido oscuro de las
pequeñeces y las vulgaridades que forma el fondo de la vida diaria, se repite
constantemente igual, y sólo en él encontramos el lazo permanente que une a
todos los hombres de todos los tiempos.
ESTILO Y TÉCNICA LITERARIA DE AZORÍN
Azorín introdujo un estilo nuevo y vigoroso en la
prosa española. La meta de Azorín es percibir lo substantivo de la vida a
través del detalle. Su interés lo muestra en lo minucioso e insignificante. Pero
no cultiva un realismo fotográfico, sino que busca la profunda significación
del detalle en casa cosa.
Es su técnica impresionista, busca a través de la
sensación la íntima realidad de las cosas. Por eso sus descripciones están
animadas de tierna emoción y de delicadeza.
Sencillez, claridad y precisión son las cualidades
principales de su estilo. Su estilo es sencillo, sin las vaguedades
grandilocuentes del XIX. Tiene gran expresividad y exactitud. Su estilo tiene
fluidez y límpida transparencia.
Azorín comenzó a escribir en castellano con estructura
sintáctica francesa. Sus primeros escritos parecen traducciones literales del
francés. Así descubrió el valor de la frase corta. Una de sus características
es la puntuación. Rompe frases largas mediante puntos, incluyendo en la frase
siguiente la conjunción o el adverbio. En la distribución del punto radica el
estilo de Azorín y su secreto. Así se opone a la prosa del XIX.
AZORÍN CRÍTICO LITERARIO
Sus páginas críticas más logradas quizás sean las que
hacen una interpretación original de los clásicos españoles. Azorín intenta
expresar las impresiones que en él producen la lectura de los clásicos. Ha
demostrado que vale más “acercarse a los
clásicos por deleite que por erudición”. Sus comentarios tienden a destacar
el espíritu y ambiente de la obra. Sus estudios literarios se perfilan como una
manifestación sui generis de la denominada "crítica
impresionista".
Azorín fue uno de los principales responsables de la
resurrección de los clásicos en el siglo XX, tanto en los grupos elitistas de
cultura como en las capas populares del espectro social.
“LA VOLUNTAD”
La primera novela escrita por
Azorín fue La Voluntad (1902) que se
basa principalmente en exponer varias ideas del autor y representar los
ambientes de la época. Es una novela basada en varios tipos, y de esto se puede
deducir que es una obra totalmente concluida, es decir cuenta una historia con
un principio y un fin.
El argumento de la novela se basa en la lucha
del protagonista por poder dar una solución vital a la realidad de sus
circunstancias, encontrándose en un ámbito que le resulta totalmente extraño.
Azorín pretende mostrar una crónica de toda la generación española de finales
del siglo XIX y principios del XX.
El protagonista se hace llamar
Antonio Azorín, el cual con ideología
anárquica, nos pretende dar el punto de vista periodístico de la época. En la
novela aparecen varios seres arquetípicos, como es el maestro Yuste, Justina,
Puche o el Padre Lasalde. Estos personajes compondrán la primera parte de la
obra hasta las mujeres de Justina que sin duda es uno de los momentos de la
obra más dramáticos y el maestro Yuste. La segunda parte, narra las acciones
del periodista por la capital, donde se comprueba como sus escritos son siempre
basados en la temática de la bohemia literaria.
Gracias a los personajes de la
obra, se presencia como uno de los objetivos es romper con las reglas
decimonónicas de la novela, con un protagonista con dotes egoístas que sin duda
pretende reflejar como era el sentimiento de la sociedad tras la guerra
Hispanoamericana y la situación de crisis que tiene el territorio español. Se
muestra el enfrentamiento durante toda la novela de un yo agresivo y un yo
contemplativo, dejando al ser como un mero espectador del transcurso de la vida
del personaje.
Si algo es importante de esta
novela, son las alusiones a varias autobiografías y la descripción detallada de
muchos lugares que sin duda son reales, esto quiere decir que la obra tiene
grandes dotes de veracidad, lo que hace que sea fácil de entender para el
receptor de la época, y así poder sentirse identificado con la historia que se
presenta del protagonista. La ideología del mismo, es la profunda frustración
por la situación que le rodea, lo que hace que en la segunda parte de la novela
presenciemos el yo rebelde. Es en este momento cuando el protagonista, verá las
grandes verdades del fracaso y el pesimismo que le hace vivir España.
El estilo que se tiene en la obra
es distinto dependiendo de la parte en la que nos posicionemos, utiliza en cada
parte de la novela un punto de vista diferente, escrito de distinta forma.
Podemos dividir la novela en tres partes de las cuales la primera se encuentra
redactada en primera persona, la segunda parte el protagonista nos muestra su
personalidad cambiando a la tercera persona y en la tercera se vuelve a la
primera persona, asemejando el escrito a un diario íntimo del personaje
protagonista.
El lenguaje que se emplea en la
novela es sencillo y natural. Se utilizan frases que son fáciles de entender y
de extensión corta. Esto ayuda a un
entendimiento total por parte del lector de la novela. Para ello se ayuda de
una descripción detallada, con gran abundancia de adjetivos que suele anteponer
a los sustantivos, lo que da mucha belleza al escrito.
AZORÍN Y EL PERIODISMO
Durante su época como escritor
Azorín participó en un gran número de periódicos entre los que se encuentran El
País, El Pueblo de Valencia, El Progreso o el periódico Alma Española entre
otros, siempre desde una ideología y postura bastante radical. Sin duda, era un
intelectual con grandes dotes para la crítica literaria, que era muy valorado
por los medios escritos de la época.
Tiene un gran número de ensayos y
artículos durante su trayectoria literaria entre los que podemos destacar
“Avisos del Este” y “En Lara” en el periódico “El Progreso” o la “La Farándula”
en Alma Española.
No sólo escribe en grandes
periódicos, sino que también se encarga de aportar sus escritos a suplementos
de la época como “Tierra y Libertad” uno de los suplementos del periódico Revista Blanca (1899).
Fdo: Lorena Arribas Montero y Alejandra Duque Martín
Fdo: Lorena Arribas Montero y Alejandra Duque Martín
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